Indicadores de la Construcción en México 2025: Retos y Perspectivas
- Polina Khazina
- 25 ago
- 3 Min. de lectura
Si las calles en construcción, los grandes proyectos y los empleos en obra parecen menos visibles en tu ciudad, no es coincidencia. Los números lo confirman: el sector de la construcción en México atraviesa un momento decisivo.
La construcción no solo representa entre 7 y 8% del PIB nacional, también es un motor de empleo y un termómetro de la inversión pública y privada. Entender cómo se comporta es fundamental para empresarios, inversionistas y familias que dependen de este sector.
En este análisis revisamos los indicadores más recientes publicados por el INEGI y la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), explicamos por qué han cambiado y qué significan para el futuro de la economía.

¿Qué son los indicadores de la construcción y por qué importan?
Los Indicadores de las Empresas Constructoras, elaborados por el INEGI a través de la Encuesta Nacional de Empresas Constructoras (ENEC), ofrecen una radiografía mensual del sector. Miden:
Valor de la producción (cuánto construyen las empresas en pesos reales).
Personal ocupado (empleos generados).
Horas trabajadas (actividad en obra).
Remuneraciones medias reales (salarios).
Estos datos, ajustados por estacionalidad, ayudan a entender cómo evoluciona la construcción en sus tres grandes subsectores: edificación, ingeniería civil y trabajos especializados.
Más allá de las cifras, estos indicadores muestran si la economía se mueve, si hay inversión, si los proyectos de infraestructura avanzan o si, por el contrario, el país enfrenta un freno en el crecimiento.
Los números recientes: luces y sombras en 2025
El sector viene de un auge en 2023, impulsado por las megaobras federales, pero en 2024 inició la desaceleración y en 2025 la contracción es evidente.
Valor de la producción:
2023 cerró con un alza de 33.3% gracias a obras como el Tren Maya y el AIFA.
En mayo 2025 cayó -2.1% mensual y -16.6% anual.
En junio 2025 apenas repuntó 0.9% mensual, pero aún retrocedió -18.2% anual.
Índice: 79.3 (base 2018=100).
Personal ocupado:
En 2023 sumó 581,000 empleos (+5.4%).
En junio 2025 cayó -11.2% anual, con un índice de 82.1.
Los obreros fueron los más afectados, con descensos de hasta -14.4% anual.
Horas trabajadas:
En 2023 crecían al 8% interanual.
Para junio 2025 bajaron -12.5% anual.
Índice: 85.5.
Remuneraciones medias reales:
2023 cerró con +12.3%.
En junio 2025 mostraron estabilidad: +0.3% mensual, -0.2% anual.
Por subsector, la ingeniería civil muestra la mayor volatilidad, con caídas anuales cercanas al -30%, mientras que la edificación resiste mejor con algunos crecimientos moderados.
¿Por qué ocurre esta contracción?
Las razones detrás de este retroceso son múltiples:
Fin de las megaobras federales: el impulso de proyectos como el Tren Maya se agotó al concluirse, dejando un vacío en la obra pública.
Menor inversión pública: la CMIC reporta que pasó de 600,000 millones de pesos en 2024 a 542,000 millones en 2025.
Incertidumbre económica y política: la reforma judicial aprobada y la cercanía de elecciones en EE.UU. generan cautela en inversionistas.
Costos financieros elevados: la TIIE sigue en niveles altos, encareciendo créditos y proyectos.
Indicadores adelantados en contracción: el INAC se ubica en 98.5 puntos en marzo 2025, anticipando una tendencia negativa desde finales de 2024.
Impactos en la economía y la sociedad
Económicos: El PIB secundario cayó -0.3% anual en el segundo trimestre de 2025. Menos construcción significa menos ventas de cemento, acero y materiales.
Sociales y laborales: La pérdida de hasta 14% de empleos en obra golpea a miles de familias y aumenta la desigualdad.
Inversión extranjera: La IED en construcción fue negativa en 2024 (-1,970 mdd), reflejando menor confianza.
Ambientales: Menor actividad reduce emisiones, pero también frena proyectos verdes y de infraestructura sustentable.
Si esta contracción persiste hasta mediados de 2026, los analistas calculan que podría restar entre 0.5 y 1% al PIB.
Oportunidades y retos hacia adelante
No todo es negativo:
Nearshoring: La relocalización de industrias abre espacio para la construcción de parques industriales y naves en el norte del país.
Digitalización: Solo 22% de las constructoras usa herramientas digitales como BIM; adoptarlas podría reducir sobrecostos y mejorar competitividad.
Fragmentación del sector: Aunque existen grandes jugadores como CEMEX o ICA, el grueso lo forman microempresas. Impulsar su profesionalización puede detonar crecimiento.
El sector construcción en México vive un momento de transición. De ser motor de crecimiento en 2023, hoy enfrenta un 2025 marcado por incertidumbre y contracción. Sin embargo, las oportunidades están ahí: proyectos industriales por el nearshoring, digitalización y mayor inversión en infraestructura sustentable podrían ser la llave para reactivar la actividad.
En Bernez creemos que estos datos son más que estadísticas: son señales de alerta y de oportunidad para empresarios, inversionistas y trabajadores. Seguir de cerca los indicadores y anticipar movimientos puede marcar la diferencia entre detenerse o crecer en un entorno económico cada vez más retador.